El asunto, el de la temperatura de los líquidos y el tiempo en que tardan en congelarse es una cuestión de física, pero con resultados curiosos. Aunque parezca ir contra el pensamiento lógico, en el caso de la leche, a mayor temperatura mayor rapidez en congelarse

Pero eso ocurre también con otros líquidos. Según la Ley de Newton, “el ritmo al que un cuerpo cambia de temperatura es proporcional a la diferencia entre la temperatura del cuerpo y la del medio que lo rodea”.

O sea, un recipiente con leche caliente, por ejemplo, pierde más rápidamente  calor que otro recipiente con leche fría al contacto con el ambiente del refrigerador. Ahora bien, llegará un punto donde ambos recipientes igualen su temperatura y, a partir de ese momento se enfríen al mismo tiempo.

Así que siguiendo esta ley, el tiempo de congelación de ambos recipientes debiera ser mayor para los que cuentan con una temperatura mayor a la hora de meterlos en la nevera. Pero no es eso lo que ocurre. Diversos experimentos realizados en laboratorio han confirmado que cuando la temperatura inicial del agua era de 20 ºC, tardaba 100 minutos en congelarse mientras que el agua a 85 ºC tan sólo necesitaba 30.

¿La razón? Pues hay que buscarla en un palabro científico: el superenfriamiento de un fluido. Pues simplemente que no siempre el punto de congelación del agua, por ejemplo, esta en los cero grados. . Si vamos enfriando el agua lentamente, observaremos que permanece líquida por debajo de cero grados, si nada la perturba. Eso sí, basta un pequeño movimiento para que se congele al instante.